¿Docente o Psicólogo?
Un
estudiante paraliza la actividad de la
clase y le dice con indignación, al docente: “Es que ya no estoy motivado
para aprender. Ya no quiero continuar, deseo salir de la clase”.
El aula
quedó en silencio.
El
docente le pregunto ¿por qué se sentía así? Y el estudiante respondió:
“Necesito más tiempo para comprender los textos”.
Valoremos
la reacción del docente:
- Primer
momento: Tierra trágame. Ahora no es el momento de hablar
de ello.
- Segundo
momento: Bueno, Akira, algo habrás entendido, además no tienes que
comprenderlo todo.
- Tercer
momento: Tú eres entrenador de fútbol, me sorprende tu actitud. ¿Qué
dirías si uno de tus alumnos abandonara?
- Con
el cuarto momento, ya fuera del aula, llegó la
reflexión. Efectivamente había cometido un acto de injusticia con Akira,
había beneficiado a los más rápidos. Pienso que a partir de ahora
equilibraré los ritmos, dando objetivos diferentes de comprensión,
diferentes textos, más estrategias, y usaré un modelo de clase invertida
(leen los contenidos en casa y los comentamos en clase un día después).
A no
dejarse llevar por la emoción, a no huir del conflicto, porque el aula supone
siempre una oportunidad de cambio y de aprendizaje de nuevas competencias.
No
sabemos, es cierto, y no nos han enseñado, como tampoco nos han enseñado a ser
padres. Lo resolvemos afrontándolo, compartiéndolo con nuestros colegas, con la
mejor intención, empatía y hasta con amor.
Fuente: https://formacionele.com/el-docente-debe-ser-tambien-psicologo/
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